El ballet, una forma de arte cautivadora conocida por su elegancia y precisión, exige un delicado equilibrio que se extiende mucho más allá de sus fascinantes movimientos. Solo un puñado de pasos de rutina, y el equilibrio de un practicante podría fallar, lo que provocaría caídas, torceduras e incluso pasos en falso. Este desafío se vuelve aún más pronunciado para las futuras madres, cuyas protuberancias de bebé cambian gradualmente el centro de gravedad de su cuerpo, lo que hace que mantener el equilibrio sea una hazaña formidable.
En una conversación sobre su extraordinario viaje, Mary Helen Bowers compartió: “He invertido mi corazón y mi alma en este arte, y los dividendos que ha producido son asombrosos. Mi embarazo se ha mantenido estable, desafiando las probabilidades. El aumento de peso ha sido mínimo, y tanto mi bienestar como el crecimiento del bebé han sido impecables. Me comprometo a dedicarme al ballet hasta el momento antes de ingresar a la sala de partos”.