Desde un avión, uno puede presenciar vistas impresionantes que son imposibles de ver desde el suelo. Entre estas vistas, una de las más espectaculares es la vista de un hermoso arcoíris.
A medida que el avión sube más y más alto, la vista fuera de la ventana cambia. El cielo se aclara y se puede ver la curvatura de la tierra. Y luego, de repente, ahí está: un arcoíris que se extiende por el cielo, con sus colores vibrantes que se irradian en todas las direcciones.
Desde arriba, el arcoíris parece mucho más grande y magnífico que desde el suelo. Es como si fuera un puente que conecta el cielo y la tierra, un camino que conduce a un mundo mágico más allá.
A medida que el avión avanza, el arco iris parece moverse con él y los colores se vuelven aún más vibrantes. Es una vista increíble, que llena el corazón de asombro y asombro.
Y luego, tan repentinamente como apareció, el arcoíris comienza a desvanecerse. Los colores se vuelven menos vibrantes y el arco iris comienza a encogerse hasta que finalmente desaparece de la vista.
Pero el recuerdo de ese hermoso arcoíris permanecerá conmigo para siempre, recordándome la increíble belleza que se puede encontrar en este mundo si nos tomamos el tiempo de buscarlo.