Todos tenemos un impulso natural para perseverar frente a las dificultades y las implacables pruebas de la vida. La voluntad de sobrevivir y prosperar frente a la adversidad es una cualidad humana fundamental. La capacidad para capear la adversidad y salir fortalecido de ella se muestra mejor en una persona que ha sobrevivido.
Tener la fortaleza mental y emocional para perseverar frente a la adversidad es tan crucial para su supervivencia como su resistencia física. Cuando nos sometemos a un estrés extremo, como el causado por una catástrofe natural, una crisis financiera o una tragedia personal, nuestros instintos de supervivencia se activan y seguimos adelante con determinación de acero.
Cuando nuestras propias vidas están en peligro, debemos recurrir a cada gramo de nuestro ingenio innato. Nuestro ingenio e ingenio nos han permitido satisfacer de manera confiable nuestras necesidades básicas de la vida. Usamos nuestra cabeza, confiando en nuestras reservas de información y experiencia para adaptarnos a situaciones novedosas. La capacidad de razonar rápidamente y hacer juicios importantes bajo presión es crucial para la supervivencia.
Además, la supervivencia es un esfuerzo de grupo. Debido a nuestra naturaleza social, dependemos unos de otros para ayudarnos en muchos aspectos de nuestras vidas. Las comunidades se unen detrás de los miembros en tiempos de desastre, proporcionando ayuda, consuelo y una fuerza colectiva que es mayor que la suma de sus partes. Las situaciones difíciles fortalecen el espíritu humano debido a las relaciones que se forman entre las personas.
Tener la capacidad de ignorar el peligro es crucial para mantenerse con vida. La capacidad para mantener la compostura y perseverar frente a la incertidumbre es crucial. Nos entrenamos para estar abiertos a nuevas experiencias y confiados en nuestra habilidad para perseverar a través de la adversidad.