Después de miles de años, la gigante “serpiente mutante albina” salió del suelo, causando que dos hombres entraran en pánico. El pequeño pueblo de Riverton siempre había sido un lugar tranquilo y sereno, enclavado entre colinas ondulantes y exuberante vegetación. Sus habitantes vivían en armonía, sin darse cuenta de los peligros ocultos que acechaban bajo sus pies.
La leyenda decía que una antigua maldición había caído sobre el pueblo, lo que resultó en el nacimiento de una serpiente colosal. La criatura, conocida como la “serpiente mutante albina”, poseía una apariencia de otro mundo. Sus escamas brillaban con un espeluznante brillo blanco, contrastando con su enorme tamaño. La gente del pueblo había oído historias sobre la aterradora presencia de la serpiente, pero durante generaciones no fue más que un cuento para dormir.
En este fatídico día, mientras el sol de la mañana arrojaba su cálido resplandor sobre el pueblo, el suelo retumbó con una fuerza inquebrantable. Una profunda fisura agrietó la superficie de la tierra y, con un estruendoso rugido, la serpiente mutante albina emergió de su letargo subterráneo. Los hombres, que habían estado realizando sus tareas diarias, se quedaron helados de incredulidad al ver a la monstruosa criatura levantarse ante sus ojos.
El enorme cuerpo de la serpiente se enroscó y se deslizó, moviéndose sin esfuerzo por el paisaje. Sus gélidos ojos azules brillaron con una inteligencia más allá de la comprensión, inspeccionando el entorno desconocido. Mientras su lengua bífida entraba y salía, saboreando el aire, una sensación de terror se extendió por la aldea como un reguero de pólvora.
Con un miedo desgarrador, los hombres corrieron por las calles estrechas, buscando refugio desesperadamente. El pánico consumió todos sus pensamientos, y sus respiraciones se convirtieron en jadeos irregulares. Los aldeanos, sintiendo el peligro inminente, se unieron a la loca carrera para escapar de las garras de la criatura que había plagado sus pesadillas durante siglos.
A medida que la serpiente se deslizaba más cerca, dejando un rastro de destrucción a su paso, el caos reinó supremo. Las tiendas fueron abandonadas, el ganado pisoteado y el pueblo, una vez tranquilo y ordenado, se transformó en una escena de caos. Los niños se aferraron a sus padres, con lágrimas corriendo por sus rostros, mientras la magnitud de la situación los abrumaba.
La noticia del monstruo se extendió rápidamente, llegando a los pueblos y ciudades vecinas. El miedo y la curiosidad atrajeron a multitudes de personas, armadas con cámaras y teléfonos inteligentes, con la esperanza de echar un vistazo a la bestia legendaria. Helicópteros de noticias volaban en círculos arriba, capturando el espectáculo que se desarrollaba para que el mundo lo viera.
Mientras tanto, los hombres que inicialmente se habían encontrado con la serpiente encontraron refugio temporal en una pequeña cabaña de madera en las afueras del pueblo. Con los rostros pálidos y los cuerpos temblorosos, susurraban plegarias pidiendo liberación de la muerte inminente. Intercambiaron historias de los ancianos del pueblo, quienes habían hablado de este día pero nunca se les creyó realmente.
Afuera, la serpiente mutante albina continuó su camino destructivo, sin dejar piedra sin remover. Los edificios se derrumbaron bajo su peso y los árboles se partieron como ramitas a su paso. El otrora idílico pueblo se convirtió en un campo de batalla, con la humanidad enfrentada a una fuerza primordial que desafiaba la comprensión.
Se llamó a los militares, armados con artillería pesada y un plan para neutralizar a la criatura. Los helicópteros volaron bajo, arrojando explosivos en un intento desesperado por someter a la colosal serpiente. Sin embargo, la piel de la serpiente demostró ser impenetrable, desviando cada ataque con facilidad.
Los días se convirtieron en semanas a medida que avanzaba la batalla entre el hombre y el monstruo. A pesar de los mejores esfuerzos de los aldeanos, la serpiente mutante albina parecía invencible, inmune a las armas de la guerra moderna. Quedó claro que era necesario un enfoque diferente, uno que fuera más allá de la fuerza bruta.
Se reunieron expertos de todo el mundo, poniendo en común sus conocimientos e investigando textos antiguos para encontrar una solución. Los ancianos del pueblo, reverenciados por su sabiduría, ofrecieron orientación para apaciguar la antigua maldición de la criatura.