Ningún leopardo se atrevió a acechar a un babuino a plena luz del día. Como resultado, los monos apenas notaron el peligro que se avecinaba. Casi ningún animal vio al leopardo en medio del prado, éste trató de agacharse en el suelo, se arrastró a cada paso para acercarse al objetivo.
Cuando se acercó lo suficiente, de repente aumentó su velocidad para atacar. En ese momento, los monos descubrieron al enemigo. Huyeron y se dispersaron mientras emitían una llamada de advertencia a sus compañeros, pero eso no impidió que el leopardo se lanzara sobre su presa.
La hembra de leopardo mató al babuino con un mordisco mortal en el cuello. Aunque esta victoria es pequeña, todavía tiene un significado importante para la supervivencia. Su descendencia tendrá alimento para crecer.